Y mi corazón estaba, y no ha dejado de estar, unido con vosotros, con esta ciudad, con este patrimonio, con esta "Roma polaca". (...) Kraków (Cracovia), desde los más tiernos anos de mi vida, ha sido para mí una síntesis particular de todo lo que es polaco y cristiano. Ella me ha hablado del gran pasado histórico de mi patria. Ha representado para mí de modo sublime el espíritu de su historia. Juan Pablo II, Cracovia, a 6 de junio de 1979